top of page

Soltar un C_%$=)-*/&[%$

Suelo escuchar y leer muchas veces esta palabrita: SOLTAR.


En redes sociales, en cuadros y la verdad, es que suena muy hermoso! Tanto que a veces hasta yo misma me escucho repitiéndola como loro.


Pero mucho ojo! porque no todo debe (puede) ser soltado, o al menos no así tan livianamente.


¿Cuándo decimos más estas frases? En general cuando alguien está pasando por algún mal momento como un rompimiento de pareja, ante la muerte de un ser querido o cuando una situación nos produce mucho enojo, entre otras cosas.


¿Soltar te parece algo simple? A mí la verdad que no ¿sabés por qué? porque confundimos el “soltar” con una solución, cuando es en realidad el resultado de un proceso.


Para entenderlo mejor: cuando te sentís enfermo la solución no sería sentirte bien. NO! La solución es hacer lo que hay que hacer para sentirse bien. Soltar es ese sentirse bien, es decir que es solo el resultado de otras cosas que hicimos para llegar ahí.


Creo que el mensaje es bienintencionado porque parte de un deseo de que no haya sufrimiento, pero pero peroooooo… a veces es el dolor lo que cura (no siempre, eh! a veces!). Me encantaría recomendarles la peli “Intensamente” de Disney.


Las emociones negativas tienen una razón de ser, solo que nos criamos entre “no llores”, “llorar queda feo”, “eso es para débiles y maricones”, “tenés que estar bien”, “cuando estás triste te ponés fea” y otras frases que nos parten al medio sin querer.


Pensalo así, cuando te duele una muela, ese dolor te avisa que algo está pasando fuera de lo normal, entonces vas al dentista, te soluciona el problema y chau picho! Si no sentís dolor, no tomás las medidas necesarias para resolverlo y probablemente más adelante tu problema se agrave.


Con las emociones pasa igual (¿hace falta que te diga que cuerpo y mente en realidad son uno e indivisible?). Cuando algo duele te dice que hay algo que molesta, que se lastimó o se rompió y reconocerlo implica poner en marcha acciones tendientes al autocuidado. Si no reconocemos o le damos la espalda al malestar, se hace más grande (tanto o más) que un dolor de muelas.


Y un día te levantás y no sabés por qué estás triste o deprimido o angustiado o estresado. Y de verdad no lo sabés! Tanto desoíste tus emociones que hasta parece que estás desconectado y cuando hablan no las entendés.


Ya no sabés si es por esto o por aquello. Es por esto + aquello + eso otro a lo que decidiste darle vuelta la cara.


Como en esto no hay secretos ni magia, la única manera de resolver ese conflicto interno es haciendo frente a las emociones, a los pensamientos, a las reacciones fisiológicas que se presentan e incluso puede servir la mirada de esa otra persona que te quiere bien y se anima a hacerte de espejo contándote un poquito cómo se ve la cosa desde afuera, aportando una mirada constructiva.


Arremeto de nuevo… ¿Soltar qué? Si para resolver un problema tenemos que agarrarlo bien fuerte primero, mirarlo, darle entidad y de ahí empezar a trabajar sobre el problema en sí mismo y sobre la idea que tenemos de él.


¿Soltar? Tomarlo como proceso en sí mismo, para mí es algo parecido a barrer la tierra bajo la alfombra.


Mi propuesta es que antes de pensar en soltar un conflicto, lo tomes como una oportunidad de cambio, aprendizaje y superación.


Y si sentís que solo no podés, pedí ayuda. No sé si existe actitud más valiente.

 
 
 

Comments


© 2020 Pilar Muñoz, Lic. en Psicología created by Wix.com

bottom of page