Pensamientos, Emociones y Conductas... Un Triángulo Amoroso
- Pilar Muñoz

- 4 may 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 6 may 2020

¡Hola! ¿Cómo están? Yo afilando el lápiz para hablar de este tema que es una de las piedras angulares de la Psicología, a mi modo de ver. ¿Están listxs? … Empezamos!
Pensemos un minuto en la siguiente situación: están en un semáforo en pleno centro. De repente se escucha que viene un auto a gran velocidad, al ver la luz roja frena y cuando ve que no viene nadie sigue, a pesar de la señal y en su trayecto, se lleva puesto el espejo retrovisor de su (tu) auto. Tomense un minuto para reflexionar en las siguientes tres preguntas antes de seguir leyendo: ¿qué piensan de esta situación? ¿cómo les hace sentir? ¿cómo creen que reaccionarían?.
Ya pasó el minuto, ahora vamos a imaginar la misma situación pero cambiaremos un detallito. Dentro del auto viene una pareja con su hijitx pequeñx que tuvo un accidente doméstico y necesita llegar urgente a un hospital. ¿Qué piensan de esta situación? ¿cómo les hace sentir? ¿cómo creen que reaccionarían?.
Sería lógico pensar que unx se sentiría muy diferente en ambas situaciones y así es. Cuando se presenta una situación no nos comportamos como seres pasivos, sino que la percibimos desde nuestro punto de vista. Este punto, se configura por muchos factores, entre ellos, nuestras experiencias en base a las cuales construimos y/o alimentamos creencias y pensamientos.
Percibir desde un punto de vista implica necesariamente un sesgo, un modo de ver característico y único de cada persona. Esos pensamientos y creencias funcionan a modo de filtro cognitivo. Para entenderlo haré una analogía que suelo hacer a mis pacientes y les resulta muy clara.
¿Les pasó de llegar a sus casas un día soleado, con los lentes de sol puestos y cuando abrieron la puerta pensaron “qué oscuro que está!”? A mí me pasó en una o dos oportunidades y el pensamiento es exactamente ese: “ESTÁ oscuro” en lugar de “yo veo oscuro”. Al cabo de unos segunditos se dan cuenta del error, se sacan los lentes y todo vuelve a la normalidad.
Los filtros cognitivos funcionan como un par de lentes que llevamos puestos y cuando NO nos percatamos que los estamos usando, pensamos que la realidad es exactamente como la estamos percibiendo. Siguiendo la analogía: “ESTÁ oscuro” (pensamiento), “me desagrada”/”me da miedo” (emociones/sensaciones), “abro las ventanas para que entre más luz” (conducta). Si nos hubiésemos percatado del filtro (lentes) la historia sería diferente y terminaríamos simplemente reconociendo que nuestra percepción está alterada por algo en particular y nos los quitaríamos.
Fíjense de qué manera en estas dos situaciones cambian los pensamientos, las emociones y la conducta. También noten cómo el hecho mismo de identificar a dónde radica la distorsión de la visión hace que podamos tomar una acción adecuada.
Cuando hablamos de filtros en la Psicología, nos referimos a condicionamientos internos que no son tan fáciles de reconocer y remover como unos lentes de sol. Y lo puse en este orden porque primero hay que saber que estamos utilizando un filtro para poder removerlo (o no) después. Si no me doy cuenta que tengo los lentes puestos, pues mi percepción seguirá siendo que el ambiente está oscuro y mis acciones serán tendientes a solucionar el “problema” allí afuera cuando en realidad lo tengo yo.
Cabe aclarar que todxs tenemos estos filtros cognitivos y no es que eso esté mal! (basta con decir que cuando salimos al sol necesitamos los lentes para protegernos). Lo que rescato acá es la necesidad de conocer nuestros filtros para saber que cuando miramos con determinado lente, la realidad cambia acorde a ello. Cuando desconocemos esto, podemos caer en ese lugar de pensar que solo nuestra forma (o una forma determinada) de percibir es la correcta, y obviamos el hecho de que los demás tienen lentes de otras formas y colores y que ven desde ángulos diferentes al nuestro, y no por ello están equivocadxs.
Volviendo al ejemplo del inicio. Si pensamos que la persona que viene manejando es irresponsable y descuidada probablemente nos enojemos, nos frustremos o nos pongamos nerviosxs (después de todo nos arrancó el espejito del auto!). Pero el solo hecho de pensar que “esa persona tiene un problema mayor que resolver”, que “ojalá pueda llegar a tiempo”, entre otros pensamientos, nos pone en un lugar diferente que nos conecta con otras emociones. Probablemente aparezcan la empatía, la impotencia o la angustia.
Cuando en el primer caso podríamos haber bajado del auto a decir unas cuantas palabrotas, en el segundo, quizá habríamos contenido esa conducta e incluso buscado ayudar de alguna manera.
Por más que haya puesto las cosas en este orden, es importante dejar en claro que estos tres elementos (pensamientos, emociones y conducta) se relacionan entre sí en todas las direcciones, ida y vuelta y discutir cuál viene primero es la discusión del huevo o la gallina.
Por otro lado, la analogía de los lentes resulta inexacta en algo: los filtros cognitivos pueden modificarse, reemplazarse, moderarse, flexibilixarse, pero NUNCA desaparecer. No podemos ver la vida sin filtro alguno, porque eso es lo que nos define, es quienes somos, es de dónde vivimos y desde dónde nos relacionamos. Es lo que hace de nosotrxs personas únicas y complementarias que vemos el mundo como nadie más puede verlo.
Pueden quedar abiertas muchas preguntas como por ejemplo qué tipos de filtros existen, cuándo es necesario modificar alguno, entre otras.
Espero haber captado su atención este ratito y que les haya gustado lo que encontraron acá. Me gustaría leer sus aportes, dudas e intereses sobre este tema.
Gracias por leerme hasta el final!



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