Mindfulness Para La Vida Diaria
- Pilar Muñoz
- 30 may 2022
- 4 Min. de lectura
¿Sabés de qué hablamos cuando hablamos de la “caja de herramientas” en Psicología?
Obviamente no se trata de una caja física, aunque hay ciertos recursos que bien podrían guardarse en una caja. Pero no. Se trata de una caja imaginaria en la que vamos recolectando herramientas que sirven a determinados propósitos, por ejemplo, a regular las emociones.
Pueden tratarse de frases, acciones concretas, modos de analizar una situación, etc. Hoy les quiero hablar de una de ellas que me gusta aplicar en el consultorio y en mi vida personal. Se trata del MINDFULNESS.
El Mindfulness, que en sí mismo significa ATENCIÓN PLENA, consiste justamente en prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación, de manera sostenida, deliberada y sin juzgar. Es mirar el mundo con intención de hacerlo como si fuera la primera vez, esto es, con mentalidad de principiante.
Cuando observamos el mundo que nos rodea y a nosotrxs mismxs, lo hacemos generalmente desde una mirada crítica, evaluando todo. Esta práctica implica hacerlo con aceptación y fluidez, aceptando lo que está sucediendo a nuestro alrededor sin someterlo a juicios. Simplemente observando.
La descripción es sencilla, pero su aplicación requiere práctica. No quiero decir que sea difícil, o al menos yo no lo considero así, pero es un modo muy distinto de observar/nos en relación a lo que estamos acostumbradxs. Tenemos la costumbre de tener una opinión sobre todo, criticar todo, creer que conocemos todo y la pura verdad es que desde esa postura el mundo cada vez se vuelve más pequeño ante nosotrxs. Se acota en lugar de expandirse. Esto lo podés notar en pocos segundos: tomá una respiración y mirá a tu alrededor con atención, como si el tiempo se detuviese. Tratá de percibir tu entorno con consciencia. Mirá esa silla que ves todos los días como si nunca la hubieses visto. Andá más allá de la forma o de su uso y tratá de percibir su textura, de sentir su temperatura. registrar el color y lo que sea que llame tu atención. Así podés seguir con otros elementos que te rodean.
¿Cómo fue esa experiencia? Quizá realmente hay cosas que percibiste por primera vez, y no porque no hayan estado ahí antes, sino porque pusiste atención y el foco se expandió allí donde hubo consciencia.
Mindfulness se trata de una herramienta muy importante para empezar a incorporar a la vida cotidiana y empezar a vivir a través de ella.
Probablemente resuenen frases como: “No sé en qué momento se me paso el día”, “nunca llego con nada”, “estuve con mi amigx, pero siento que no estuve ahí”, “mientras escucho el podcast limpio la casa y hago la lista del super”, etc. Estas frases son señales que pueden ayudarnos a darnos cuenta que nuestra atención está dividida a punto tal que la percepción misma del tiempo se desdibuja y lo que hicimos o dejamos de hacer se convierte en duda porque la mente estaba ausente.
En este contexto, los aportes que puede hacer el mindfulness son riquísimos! Ayuda a:
Ser plenamente conscientes de nuestro entorno para poder modificarlo o aprovecharlo
Gestionar las emociones, pensamientos y comportamientos
Recuperar la sensación de equilibrio interno
Relacionarnos mejor con otros
Tener un mayor poder de discernimiento, compasión y empatía
Mejora los niveles de memoria, atención y concentración, protegiendo al cerebro
Formar nuevos hábitos
Favorecer la neuroplasticidad
Fomentar la creatividad
Manejar situaciones ansiógenas y las emociones que generan
“Pero a mí meditar no se me da bien!”, “para estas cosas hay que tener tiempo y yo estoy a mil”, “hay que tener mucha paciencia…”, “primero tendría que hacer un curso”, “a mí seguro no me funciona”.
Estas son algunas de las frases que suelo escuchar cuando se habla de mindfulness, pero se trata más de excusas y falta de conocimiento que otra cosa. No hace falta que nos vayamos a vivir al Tibet ni que nos encerremos en un monasterio. Llevar el mindfulness a la vida diaria es más fácil de lo que se cree.
Existen dos tipos de prácticas que podemos realizar y, si bien lo ideal es poder conjugar ambas, podés empezar por aquellas que te generen menos resistencias.
Por un lado está la práctica formal que implica reservar un tiempo exclusivamente para ello. La práctica formal por excelencia es la meditación. Lo ideal es contar con un espacio a solas, en el mayor silencio que sea posible, donde estés cómodx y rodeadx de estímulos agradables como una manta suave, un rico aroma o una música relajante. Según Jon Kabat-Zinn, quien occidentalizó esta práctica y la nombró mindfulness, "suspender deliberadamente toda actividad externa y sentarte o abrirte, quizás por primera vez, a la quietud interior, sin más intención que permanecer presente al despliegue de tu vida, suele ser una oportunidad extraordinaria".
Y por otro lado están las prácticas informales, que son aquellas que se pueden aplicar a las actividades que realizamos habitualmente, realizándolas con mayor consciencia. Estas pueden ser realizadas en cualquier lugar y llevar tan solo unos segundos extras de tu tiempo. Un muy bien ejemplo de este tipo de prácticas es el mindful-eating que consiste en aplicar la herramienta durante la alimentación.
La intención de este artículo no es enseñar estas prácticas, sino mostrar que no son ni tan difíciles, ni tan inaccesibles como parecen.
En ambos tipos de práctica hay algo que es igualmente importante: prestar atención al presente utilizando como ancla al cuerpo y, especialmente, la respiración. El cuerpo no viaja al pasado ni al futuro, y esa condición ayuda a limitar nuestra atención y volcarla principalmente a los sentidos, y aquello nos vuelve siempre al momento presente.
Es así como, a través de la práctica, podemos empezar a tomar distancia de un pasado doloroso y de un futuro incierto.
En última instancia lo único que existe al alcance de nuestra mano es el momento presente, y es en él en el único que podemos vivir y actuar.
Si te gustó este artículo, compartilo y me ayudás a difundir más prácticas asociadas a la salud mental.
Gracias!

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