Claves Para Relacionarnos Mejor en el Ámbito Laboral (y más...)
- Pilar Muñoz
- 11 abr 2022
- 3 Min. de lectura
Cuando trabajamos con otrxs, ya sea en una organización o en un equipo, hay intercambios de todo tipo y cuidarlos es fundamental para crear vínculos saludables, honestos y sostenibles en el tiempo.
Algunas veces estos intercambios implican desacuerdos, sugerencias y correcciones del accionar ajeno y como en la escuela o la universidad no suelen prepararnos para esto, me parece importante tener en cuenta algunos puntos clave.
Estar en desacuerdo con alguien, incluso si tenemos razón, no nos habilita a hacerlx quedar mal enfrente de otrxs. Suele haber, en torno a los errores especialmente, un discurso dirigido casi en forma de ataque a la persona que cometió el error. Aquí aparece la necesidad de separar: por un lado, el error en sí mismo y por otro, la persona que lo comete. Debemos ser cuidadosxs y no etiquetar a esa persona por ese acto, sino dirigirnos al acto, sin más. Una pregunta que nos puede servir es ¿lo que queremos corregir – modificar- es el error o toda la persona? Cuando hacemos esto caemos en el riesgo de frustrar esa comunicación con el otrx, generar tensión y reforzar una actitud en el grupo de “caza-errores” que se vuelve algo complicada de revertir.
La mejor manera de hacer esto es asertivamente: dirigir el mensaje a quien corresponda, de la mejor manera posible y en el momento y lugar adecuados (esto es más un ideal o guía a perseguir que una realidad posible). Si ese mensaje es también escuchado por otrxs, es importante que sea un mensaje amable, con la intención de enseñar, no castigar; de informar, no de ridiculizar y de mostrar que se trata de una instancia necesaria y no es una pataleta dada desde el enojo. Esto ayuda a generar espacios de interacción donde prime la confianza y el respeto mutuos.
Centrarse en el error también puede ser perjudicial. Ahí se levantan escudos de todo tipo generando autojustificaciones innecesarias, búsqueda de “culpables”, culpa, vergüenza y rechazo hacia la tarea. Lo ideal es centrarse en las soluciones y permitir el aporte conjunto sin invalidar a quien, en primera instancia, cometió la equivocación. Esta es una gran actitud proveniente de la humildad de reconocer que todxs somos seres con potencial de errar y eso no nos hace menos que nadie.
Hace mucho leí una historia, no recuerdo ni dónde ni de quién. Se trataba de un corredor de bolsa muy próspero, empleado en una organización. Un día, luego de ganar mucho dinero para su empresa, en un mal movimiento, pierde varios millones de dólares. Con la mirada baja, empezó a guardar sus pertenencias en una caja para retirarlas de su escritorio asumiendo que estaba despedido. En eso estaba cuando lo ve uno de sus superiores y le preguntó qué estaba haciendo, a lo cual el empleado contesta que juntando sus cosas para que su despido no sea tan humillante. Este superior, de manera muy sabia, le contestó que él no se iba a ningún lado. Que nadie lo iba a echar. ¿Cómo iba a hacer eso si acababan de invertir millones en su educación financiera?
Este es un gran ejemplo (y ojalá sea más que una historia) de cómo un buen líder piensa, siente y actúa.
Cuando aparece la “necesidad” de humillar, no estamos ejerciendo un liderazgo positivo ¡Todo lo contrario! Ese tipo de líderes genera miedo en lugar de respeto. Inspira a alejarse en lugar de acercarse y aprender de ellxs, envía un mensaje general de “no hagas nada que esté fuera del manual”.
Hoy las organizaciones necesitan volverse más cuidadosas para con las personas que las componen. Deben trabajar diariamente en desarrollar el talento humano y potenciar las fortalezas de cada integrante de cara a lograr los objetivos organizacionales sin perder de vista los personales que motivan la acción conjunta.
Parece algo obvio, a veces, pero siempre vale recordar que el trabajo más productivo es el que surge de las personas felices con su actividad y su entorno.
un entorno positivo conducirá a beneficios exponenciales para todxs lxs colaboradorxs y el resultado final!
Las organizaciones a las cuáles perteneces ¿cuidan a su personal?, ¿hacen que se sientan orgullosos de su trabajo diario? ¿Propician vínculos saludables y buscan soluciones en lugar de culpables?
¿Cuál es tu experiencia actual? Te leo en los comentarios

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