Autocuidado
- Pilar Muñoz
- 1 nov 2021
- 4 Min. de lectura
¿Cuántas veces leíste esta palabra en los últimos años? ¿Y meses? ¿Y días? Estoy segura que la gran mayoría en algún momento se cruzó con un libro, un posteo, un video o una conversación sobre esto. Agradezco infinitamente que esta “palabra” se haya cruzado en mi vida desde lo profesional y desde lo personal, porque me permitió trabajar muchas cosas que además disfruto muchísimo compartir y difundir.
En uno de mis posteos más recientes en redes sociales dejé la definición de la RAE sobre autocuidado:
“Práctica de actividades que una persona inicia y realiza por su propia voluntad para mantener la vida, la salud y el bienestar. Incluye la modificación de los estilos de vida perjudiciales para la salud y la adopción de estilos de vida saludables.”
Considero que esta definición es acertada pero por lejos poco acabada. Más arriba puse entre comillas “palabra”. Me salió hacerlo así porque más allá del símbolo escrito, me parece vital entender que el autocuidado no es un concepto y nada más sino que se trata de acciones. Muy bonita la definición pero auto-cuidarse es hacer POR y PARA MÍ.
Prestarnos atención es un modo cuidarnos. Dejo unas preguntitas acá a ver qué resuena…
¿Cómo es la calidad de tus pensamientos respecto de vos?
¿Qué es lo que más disfrutás hacer en tus tiempos libres?
¿Cuándo fue la última vez que te mimaste con una salida, actividad, comida, gustito, o lo que sea?
¿Cuáles son tus prioridades en la vida?
¿Alguna de las que pensaste tiene que ver con tu bienestar?
Cuando alguien te pide algo y estás cansadx ¿decís que no o cedés al pedido del otrx aunque no sea de gran importancia?
Puede que de estas preguntas haya algunas que no sepas ni cómo responder porque nunca te la hiciste. Puede que las hayas pasado rapidito onda “si no me doy bola que no se note”. Puede que te des cuenta que hacés muchas cosas por vos o, por el contrario, que te dejás para el último, o también un “miti miti”.
¿Qué activan dentro tuyo estas preguntas? ¿Qué emociones? ¿Qué pensamientos? ¿Qué recuerdos? ¿Aparece algo doloroso, angustiante o incómodo?
Con tanta cosa que pasa por nuestra cabeza segundo a segundo, es muy difícil frenarse a reflexionar sobre cada pensamiento. Pero si nos detenemos un poquito y bajamos la velocidad, vemos con más claridad, aunque pueda generar una molestia que no nos guste.
Desde lo molesto, lo incómodo, lo doloroso, puede surgir una gran conexión personal, más honesta y sincera que la que hay cuando ponemos el automático y vamos por donde la vida nos lleva, sin pensar.
El autocuidado son acciones que tocan todo de nuestra vida: lo físico, lo psíquico y lo espiritual. Es un camino sin fin. No es un lugar donde llegar, sino el camino en sí.
Es como hacer ejercicio (que obvio forma parte de la acciones de autocuidado). Mucha gente piensa “hago ejercicios, llego a mis objetivos y listo, no hago más nada. Lo logré!”. Estemmmmmm… NO!
El objetivo es el bienestar, pero eso también es relativo a lo que eso signifique para nosotrxs en cada momento de nuestras vidas.
A veces esperamos que las cosas vengan del afuera. Esperamos que nos mimen, que nos digan, que nos hagan, que nos valoren, que nos paguen más, pero no lo provocamos, no lo hacemos por nosotrxs y se lo pedimos constantemente al otrx. Y aunque está buenísimo cuando pasa, no podemos depender de eso, que puede pasar como puede que no.
A veces creemos que es una pavada. Nos resulta raro hacer algo por nosotrxs. Si es así, si te resulta raro, es porque no está incorporado dentro de tus costumbres y hábitos. Te insto a incorporar esto raro, esto “friki” a tu vida cotidiana, de a poco, hasta que hacer algo por vos se vuelva parte de tu repertorio cotidiano de acciones.
“No se me ocurre nada que pueda hacer.” Si estás pensando en esto, te cuento que el autocuidado se relaciona con muchas cosas, entre ellas, el autodiálogo, la alimentación, el auto-respeto, el priorizarse, los vínculos, la salud y contando...
Fijate qué dolores, sufrimientos, molestias hay en tu día a día. Es muy probable que algo de eso provenga de acciones que hacés que te perjudican de alguna manera: trabajás en exceso? comés mal? no dormís lo suficiente? estás a mil todo el día? te rodeás de gente que te trae más dolores de cabeza que satisfacciones? postergás todo lo que es ocio y recreación? Si no surge nada de estas preguntas, seguí profundizando, seguí preguntándote. Cuando algo te encienda una alarma, explorá, que por ahí puede haber un hilo del que tirar.
No hace falta empezar de un día para el otro. Eso es una exigencia altísima que funciona como un factor ansiógeno que termina generando aún más malestar.
Andá de a poquito. Que estas preguntas te guíen y así empezá a descubrir este camino no turístico, hermoso y menos explorado.
Ya sabés que me podés dejar tu comentario debajo, darle ❤️, compartirlo con otras personas a quienes valores y creas que esto pueda sumarles a su vida.
GRACIAS!
Pili.

Comments